Nada apesta más que la política. No me cansaré de repetir que es lo más parecido a un circo en donde desde el dueño hasta los lacayos hacen el papel de payasos, todos en el gobierno hacen tonterías con su cargo y al final, el poder termina siendo un simple ensayo de una obra de teatro. Mientras toda la jerga de políticos contribuye con el acto y cada uno encarna al pie de la letra su personaje haciendo una magnífica farsa de sus funciones, el pueblo ocupa vehementemente sus asientos y una que otra vez se ríe del montado parapeto o aplaude efusivamente las improvisaciones; como buen público desempeña su labor de observador sin aportar un grano de arena a la representación, claro está, que le dejen su espacio para opinar nada más y comentar si estuvo bien o si fue un desastre total. Porque si hay que destacar la presencia del ciudadano es en dos ocasiones, muy importantes por cierto: al principio, cuando elige a sus dirigentes mal y al final, cuando alza su voz para poderse quejar.
Y en ese ínterin, los que manejan el poder se jactan en sus trajes y van engalanados, no es para menos, tienen que representar correctamente al pueblo que los ha elegido para administrar sabiamente sus recursos así hagan lo contrario; pero entonces éste último, sin tanta elegancia, paga los platos rotos y se come las migajas como si fuera el sirviente y no quien contrata.
Y mientras tanto, entre manos de dirigentes mediocres y ciudadanos desacertados, el país se va desintegrando y amilanando, afectado por un verdadero cáncer, va reduciendo su valor a pasos agigantados; los gobernantes se corrompen exorbitantemente con el poder y el pueblo cae en la red como un pez, arrodillándose ante los pies del gobierno, olvidando que es éste quien le sirve a él y no al revés.
¿Tanto para qué? Seguimos acudiendo mansa y gratuitamente al circo que impone diariamente la política, solo necesita un buen publicista para que haga las promociones pertinentes de la obra:

[Protagonizada por “Máscara” y el gran elenco de “Disfraces con Luto” presentamos: "Patrañas, engaños, inventos y fracasos, un mundo que se mueve en lo falso a cada paso". Una experiencia real y desgarradora que cambiará tu vida y marcará la sociedad de forma definitiva].




La versión del cuento aquí.



—[Los buenos trapecistas pueden hacer cualquier tipo de malabares suspendidos en el aire, ofrecen un gran espectáculo sujetos únicamente por cuerdas que obedecen a ciegas sus movimientos en el espacio. Sin sentir vértigo representan con precisión su majestuosa obra en las alturas y cuando el show termina, gráciles y con determinación aterrizan sobre el suelo, pero nadie olvida que minutos antes se movían como aves en el viento]. 
Intentémoslo.



—Los buenos trapecistas, dices; no un par de idiotas intentando manipular unas cuantas cuerdas, que colgando su amor en una de ellas empezaran a columpiarse a su propia conveniencia. Ofrecerían una actuación mediocre, uno halaría indeciso de una soga mientras el otro tomase con miedo la otra, se perderían en el interminable vaivén de las cuerdas hasta que sólo una lograra sostenerlos.
Y como novatos en un arte que no manejan, pronto se verían envueltos en las consecuencias de su arrogancia y la soga, que ya no soportaría el peso de ambos, los obligaría a precipitarse súbitamente contra el suelo.
Ahora pendemos de un hilo, no pretendamos ser algo que no podemos.


—¿Y qué esperas, que corte la soga y nos deje caer? No lo haré.


—Lo haré yo. Soltaré la soga de una vez. Y puede que después sienta como si cayera a cámara lenta en un interminable vacío, porque aunque me estrellara ruidosamente contra el suelo nada me podría sostener; aún logrando levantarme y caminar como si todo mi ser estuviese intacto, sabría que mi alma no me acompañaría. Ambos lo sabríamos porque: o se quedará contigo allá arriba, o se desmoronará incluso antes de que el cuerpo reaccione a la caída...


El problema no se presenta cuando no queda algo de lo cual sostenerte sino cuando es precisamente la nada lo que te sostiene.

Cuando sabes que todo se acaba esperar el final no tiene gracia...




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Un ¡hurra! por aquellas parejas que aprobaron la prueba en la Universidad del amor luego de haberse evaluado mutua y obligatoriamente la manera de querer, que lo recibieron con las manos abiertas cuando les tocó la puerta del corazón luego de intentar arreglar intempestivamente el desorden latente en su interior y que celebran que Cupido, un bebe con arco y flecha que aún usa pañales y tiene una puntería pésima, haya hecho una “buena elección”. Y otro ¡hurra! para aquellos afortunados solteros que tendrán la tarea de repetirse mil veces que el amor apesta, que deberán soportar el montón de cursilerías y las inagotables y empalagosas demostraciones públicas de cariño típicas de esta fecha y que deben conformarse con aquel cuento de que hoy también se celebra la amistad para no quedar por fuera, aunque ya quisiera yo sacar la cuenta de los amigos que se hacen regalos un 14 de Febrero, al menos serían más honestos y te obsequiarían cualquier cosa del tipo: "Cóbrale a tu novia o a tu marido (cual sea el caso) que mi amistad no tiene precio".

¡Celebremos, señores! ¡Celebremos! Hoy el ambiente se va a llenar de un aroma a flores, chocolates y rosas, el rojo será el color predominante y se esparcirá por todas partes coloreando un sinfín de corazones, todos olvidarán al menos por un día los problemas y preocupaciones y darán su brazo a torcer a las reconciliaciones. Y entre peluches, globos y bombones los enamorados dichosos se deleitarán con besos y caricias mientras los enamorados desgraciados se conforman con ilusiones no cumplidas; y por la noche, mientras los primeros cierren con broche de oro el día enredados entre sábanas y pieles, los segundos, festejarán su soledad entre el calor de sudaderas, medias y una taza de chocolate caliente. ¡Qué deleite!

¡Que viva el amor! Porque por un día la gente pone en primer lugar lo que importa, recuerdan los sentimientos y deja de estar el dinero de por medio. Claro que si dejan enfriar tanta emoción por un instante y empiezan a sacar la cuenta de los costes del hotel, el restaurante, los regalos y los ramos se percatan de que el amor sale caro y por tanto, lo practican sólo una vez al año; hay algo por lo que alegrarse solteros: San Valentín salió barato.

Pero bueno, no hay que poner caras lastimeras, porque el día siguiente es quincena y mucho menos la pongan cuando regresen los inconvenientes y problemas, su pareja vuelva a relegarse a segundo plano (como de costumbre), descubran que la relación que esperaban que durara más de un par de años se acaba al mes y que sólo dura 24 horas el rato de felicidad. Nada que ver, no se lamenten por ello. Recuerden que al fin y al cabo, y como siempre, lo que vale es la intención porque hoy, 14 de Febrero día de San Valentín, reinó el amor.



 

      La sociedad debería tener otro nombre, uno que se acople más a lo que representa. Para mí es sólo un conjunto de reglas creadas para enjaular o encasillar a sus integrantes y hacerles creer que forman parte de algo importante. Una especie de horno donde todas las figurillas se doran sobre el mismo molde, donde el lema central es "si quieres ser normal, sé como los demás" pues eso es "lo correcto" porque en lo que no vayas en consonancia con la media, en lo que llegues a ser algo diferente o algo "anormal" automáticamente empiezas a estar mal, eres un error que corregir o enderezar y si no estás a favor de ello te empiezan a juzgar.
         ¿Y qué es lo normal, qué es lo correcto, qué es exactamente ser como los demás? Para ella, lo común y nada más; ser distinto, aunque sea sin querer, es una equivocación total. Así que por favor, ni se te ocurra resaltar, de lo contrario el castigo a pagar será que te empiece a señalar. Entonces es aquí cuando salen a relucir los estereotipos y los paradigmas, aquí es donde las personas empiezan a limitar su pensamiento, su apariencia y su conducta dentro de patrones preestablecidos y se cierran, se ciegan y se olvidan de ser ellas mismas o si no simplemente se ocultan, pues todo lo que se salga de "ésas líneas" tiene por ley que quedar fuera.
          Así es como se explican muchas cosas: la existencia de la vergüenza, el desarrollo del sentido común contra la consciencia, la aparición de la palabra inmoral, la importancia del "qué dirán", la preocupación por a quién incluir y a quién no, ésa mala costumbre de discriminar, de apuntar con el dedo, de subir las cejas como gesto de desaprobación y de mirar de arriba hacia abajo en señal de indignación, ése constante vivir del otro si somos todos o vivir de los demás si soy yo.
         [Si quieres estar acorde a la sociedad no seas la excepción o ésta podría restregarte en la cara un cartel con el siguiente enunciado: "DETENTE, NO CRUCES EL PORTÓN. AQUÍ, TE GUSTE O NO, SE RESERVA EL DERECHO DE ADMISIÓN". He ahí la base que justifica el implantar semejanzas en sus integrantes y el excluir, etiquetar, clasificar o criticar a aquellos que no las acaten].

Éste modelo de sociedad me hace creer cada vez más que sólo somos o debemos ser imitaciones de un mismo disfraz, así que éste es mi voto por la diversidad.


El mundo ya tiene demasiadas imitaciones. Defienda la originalidad. Con la tecnología de Blogger.