Uno siempre cree que tiene todo listo para el fin de año y entonces llega el día y se da cuenta de que no tiene nada preparado:

De pronto tu madre llama para preguntarte: Hijo, ¿ya compraste los calzones amarillos? A propósito de eso sale tu novia a consultarte qué tal se vería con un vestido de ese color y tú le respondes que luciría estupenda, siempre y cuando te dejara utilizarla de lumbrera en caso de que hubiese un apagón. Claro que bromeas, pero a ella (a pesar de tener la pinta hecha) no le causa chiste la cuestión.
A todas estas te ofreces para comprar algo que falte y sin saber por qué, terminas haciendo cola en el supermercado para pagar por cosas que a tu parecer no son necesarias como avellanas, maletas y velas. Cuando vuelves del mandado te encuentras con que están practicando como comerse las uvas, las mandarinas, las lentejas, etc. en menos de un minuto, a ver si les da chance de hacerlo al compás de las doce campanadas; y viendo el desastre que hacen, se te ocurre que es mejor meter todo aquello en una licuadora porque es más fácil comerse doce cucharadas de todo junto que doce porciones de cada cosa.
A última hora a tu padre se le pasa por la cabeza que es buen momento para cambiar las persianas, para reparar las bisagras de la puerta o para acomodar la antena y entonces, va tu madre a secundarlo: “Aprovecha que esta Aldo para que te eche una mano”. ¡Bien bonito!
Por si fuera poco, entras en el campo de visión de tu sobrina que te convierte rápidamente en su blanco como si no tuviese suficiente diversión con los regalos del 24. Espera que muestres la misma alegría que ella al enseñarte sus juguetes, luego te convence de que le ayudes a hacer una lista de deseos porque aun no aprende a escribir bien y pide cosas bastante creativas como un cielo rosa o que su muñeca crezca y aprenda a manejar bicicleta sin rueditas. Y a ti te da por preguntarle: “¿Por qué no pides amor, paz, felicidad y esas cosas?” A lo que ella te responde: “¿Y tú te crees que yo soy boba?”.
Más tarde todo marcha contra reloj, hay que hacer esto, hay que hacer aquello, falta lo otro y se anda en una continua corredera; una competencia rara donde caminar esta fuera de regla. Las cosas se vuelven un revoltijo: la media que fulanito dejó en la habitación aparecen en la cocina, aquesta no se ha planchado el pelo porque no consigue la plancha, se pierde un par de zapatos y sultano anda buscándolos descalzo por la casa. Pareciera que nadie va a estar listo antes de lo estipulado.
Lo sorprendente es que a las 11:59 p.m., contra todo pronóstico, todos tienen la copa de champagne en la mano. Y no sé a ustedes, pero a mí me parece que de existir el fin del mundo ese día siempre es el 31 de diciembre y lo mejor de todo, es que sobrevivimos hasta el año que viene.


¡Feliz y Próspero Año 2014!

Aldo Simetra





Querido San Nicolás:

Si usted fuese santo de mi devoción y yo en verdad lo quisiera, le pediría que dejara de humillar al país y aprovechar la escasez de papel higiénico para limpiarse el trasero con nuestras leyes.
Que deje de mejorar su calidad de vida a base de empeorar la del pueblo.
Que se olvide de aumentar la riqueza popular empobreciendo la riqueza privada.
Que deje de promover un socialismo en el que lo único que se comparte a partes iguales es la pobreza y la ignorancia.
Que cese de ahuyentar la tranquilidad y la seguridad fomentando la revolución.
Que deje de utilizarnos de alfombra para subir de categoría.
Que deje de exportar gratuitamente todo lo bueno que tenemos y de importar al país cosas que ni siquiera necesitamos.
Que cese de hacer el payaso criticando a una burguesía de la cual forma parte y señalando a otros de corruptos cuando en eso les lleva ventaja, medalla y título.
Que aprenda a manejar un discurso en el que destile más coherencia y sentido común que saliva.
Que aprenda más de economía y menos de intervención y expropiación. Y ya que estamos, que aprenda de geografía para que al menos sepa dónde está parado y se ubique en tiempo y espacio de vez en cuando.
Que deje descansar los restos y la memoria del anterior mandatario y que por primera vez no se apoye en sus palabras para sentir que ejerce el mando.
Que deje de meter las narices en cosas que no son de su incumbencia y que mejor ponga ambas manos en arreglar todo lo que ha derrumbado a diestra y siniestra.
Que les haga el favor a sus padres de representar su apellido y el favor a sí mismo de diferenciarse un poco de un burro. Y no hago alusión a su inteligencia, sino al montón de paja con la que se alimenta y que luego vomita como verborrea en cada una de sus cadenas.
Que nos devuelva todo lo que se ha llevado, todo lo que nos falta y todo lo que hemos perdido; el hoy y sobre todo, el mañana, porque nos tiene el presente y el futuro jodidos.
Querido San Nicolás, si yo en verdad lo quisiera, no me importaría su nacionalidad porque el mejor regalo que podría darnos sería marcharse de esta tierra y dejarnos, dejarnos pasar una Feliz Navidad y un Próspero Año Nuevo en paz.
Pero sabe, no me hago ilusiones. Porque aún si yo lo quisiera (que no lo quiero) y aun siendo santo de mi devoción (que evidentemente no es), sabría de sobra que si no nos hace el honor de leerse la Constitución, mucho menos se leería esta carta ni nos obsequiaría con al menos la cuarta parte de lo que demanda.
Aunque seguramente Papá Noel sí que la leería y atendería a nuestra petición, pero no me cabe duda de que solo recibiríamos carbón por lo mal ciudadanos que hemos sido y por quedarnos tranquilos viendo como usted, San Nicolás, se llena el saco mientras nosotros nos quedamos vacíos.

¿Y tú qué le vas a pedir a San Nicolás?


Un gobierno es lo que es por los ciudadanos que tiene; y parece ser que así es el país que queremos porque insistimos en conformamos con lo que hasta ahora tenemos.


Discúlpeme si se ha leído esto y no comparte mis ideas. Puede que a usted le gusten las cosas de otro color, pero sepa que este es el que he elegido yo.



A muchos no les gusta esta época del año y ¿por qué debería de gustarles? Es difícil compartir la felicidad de los demás cuando no se tienen motivos para celebrar. Aunque saben algo, en realidad nadie en esta fecha los tiene, pero es una excelente excusa para sonreír un rato y olvidar todo lo que nos hizo mal a lo largo del año. Solo eso. Porque sinceramente pienso que todos andamos con el corazón roto o con algún vacío por dentro, nos sentimos casi la mitad de las veces incompletos, pero muchos hemos aprendido a fingir con el tiempo. ¿No se sienten un poco acompañados al saber esto?
Hay quienes piensan que esta festividad es para la gente alegre, pero la verdad es que es para aquellos que han olvidado ser felices. Así que aprendan a hacer una fiesta de sus cicatrices.

Ya sé que a muchos no les gusta esta época. Pero eso no va a impedirme desearles: ¡Que tengan una Feliz Navidad!! Y pueden ignorar todo lo que está escrito, pero al menos recuerden que todos comparten su soledad.




A veces pensamos que nos falta mucho y que nada tenemos. A veces sonreímos solo porque es demasiado fastidioso andar dando explicaciones de nuestra mala cara y porque en el fondo creemos que nadie va a entendernos si nos dignamos a decir qué pasa. A veces callamos simplemente porque las palabras hieren y preferimos castigarnos con el silencio. A veces no aceptamos nada, pero nos resignamos y fingimos que lo olvidamos para no malgastar energías luchando en vano.
Así vamos creando murallas y corazas, nos vamos encerrando dentro de nosotros mismos y nos refugiamos en un lugar que nos parece más cómodo y menos letal que el resto del mundo. Entonces, damos la impresión de ser soldados valientes que después de haber ido a la guerra regresan fríos, huraños y herméticos, capaces de muchas cosas excepto de tener sentimientos.
Y aunque no nos sentimos (porque sí que los tenemos) agradecidos ni contentos de la percepción que damos no la contradecimos, pues es mejor a que echen un vistazo en nuestro interior y lo encuentren hueco. Y no a causa de que lo hayamos vaciado de todo, sino porque muchas veces, entre la superficialidad de la gente, solo conseguimos llenarlo de nada.

El corazón es un órgano que funciona a toda marcha. Así que en lugar de desgastarlo en cosas vanas y tratarlo como un objeto chatarra, muchos preferimos no encenderlo hasta encontrar una razón importante para hacerlo; pero corriendo el riesgo de que cada uno de los engranajes que le dan vida a su motor, se vayan oxidando con el tiempo.


No hay corazones de piedra, sino piedras cubriendo corazones.





"Que dos baterías me han funcionado mejor que tus besos y que tus abrazos". Eso fue lo que escuchamos mi chica y yo como bienvenida al entrar a una sex shop (sí, en una sex shop y qué hacíamos allí no es asunto suyo, ¿leyó?) Como venía contando, lo que oímos era parte del coro de una canción en donde un tipo es sustituido por un consolador. Aquí se las dejo:

De inmediato me imaginé la situación: Qué mal la debió pasar esa mujer para preferir cambiar a su hombre por esa clase de objeto y qué mal la ha debido de pasar él al saber que no era capaz de satisfacer a su mujer. #Fail. Lo peor del asunto es que los cinco minutos de gloria que no le pudo dar a su chica, no le dejaron más que mala fama a él y ahora serán la evidencia de que sus polvos no hacen nada de magia a la hora del té.


Qué deprimente sería de verdad que a uno le dedicaran esta canción. Por ello me aseguro de tomar mis previsiones. Así que coja dato y si está en graves apuros (si es que sabe de lo que estoy hablando) consulte a su médico. Es esto o que su chica, novia, esposa o etc., decida cambiarlo por "su amigo del baño" que sí le baja las estrellas sin problemas. Lamentable, ¿no cree?

No me vengan con aquello de que esto no es tema de época decembrina, por algo las tasas de natalidad aumentan en el mes de septiembre. Todos saben que mientras el "Niño Jesús" viene en camino, los mortales están procreando al suyo.

Aldo Simetra




Cuando dejas de usar apodos para recordar tus citas y recuerdas el nombre completo de una chica.
Cuando prescindes de tu lista de mujeres para practicar sexo y haces una lista de sexo para practicarlo con una.
Cuando aprendes a fijar la vista más tiempo en sus ojos que en su busto o su trasero.
Cuando no compartes las mismas preferencias que tus amigos hacia cuerpos femeninos porque resulta que prefieres uno en específico.
Cuando parece que solo te basta con la imagen de esa chica para que todas las demás se opaquen.
Cuando soportas verla desarreglada y sin maquillaje sin que tu impresión cambie.
Cuando ese deseo animal de llevártela a la cama se convierte en una perenne ansia acentuada con un anhelo inenarrable de que te pertenezca incondicionalmente y sin reservas.
Cuando desarrollas un sentido ciego de protegerla que te acerca a tu lado más humano y empiezas a ver las cosas desde un punto menos despreocupado.
Entonces lo sabes, estas tremenda e irremediablemente jodido porque te has enamorado.
Y quisieras que ese "jodido" fuese "joda" es decir, una broma; pero sonríes al reparar en ello, aun sin encontrarle una pizca de chiste y por lo idiota que te imaginas y esa necesidad de cerciorarte del hecho sin que te queden dudas, vas a mirarte en el espejo y negando con la cabeza no puedes evitar expresar: ¡Diablos, estoy jodido! Y esto sí que es en serio. 

En caso de que esté pasando por lo mismo, caballero, quiere que le dé un consejo: No pida ninguno. Al fin y al cabo, no soy quién para darlo. Yo llevo bastante rato "jodido" y lo único que puedo hacer a estas alturas es admitirlo.

Aldo Simetra



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