Volver y Continuar

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2 Comentarios
Don't Look Back, 2014 by Erik Johansson

Nada sigue igual a cada paso dado y volver atrás pesa.
Se pixelan los momentos, los recuerdos... Como en las fotografías viejas o los videos que quizá de tanto reproducirse pierden resolución y nitidez.
El tiempo cobra otro sentido mientras el rumor del pasado se te adhiere a los pies y tu caminar se llena de a poco de polvo, ayeres desmenuzados a los cuales tardas en distinguir la fecha de caducidad.
También te extingues tú junto con esa falsa ilusión de cumplir un año más a cada giro de la tierra alrededor del astro solar. Te pesa de nuevo mirar más allá del presente.
Procuras cada noche pensar... menos; sentir... menos. Tal si ahorraras lo faltado por vivir, cual si pudieras. Aunque solo incurres en la cobardía de no tener mucho más por añorar, necesitar o perder cuando el alba vuelva a despuntar.
Otro día... Otro amanecer de rayos refulgentes y... no puedes renovarte por completo en cada despertar; te lo avisa el cansancio, tu andar calmo, los párpados caídos, el hablar pausado, la paciencia infinita de quien sabe que los finales llegan tarde o temprano... Quizá solo continuar sobre lo dejado sin hacer o recomponer lo ya hecho.
Tú, remiendo hueco inexperto en espantar del todo a la soledad, coses una y otra vez el mismo agujero donde late la herida que aún te hace sangrar. “Hoy no me vencerás”, renuevas el mantra cada vez, percatándote de que “vencido” es sinónimo de “caduco”. Actúas para no conjugar en tu contra los verbos en tanto acumulas historias en las cuales la nostalgia asoma sus curiosos dedos. Es inútil intentar despegar de ti sus narices porque al hacerlo debes, obligatoriamente, mirar atrás. Ver lo recorrido desde cierta altura... pesa. Te pesa y pesas. Se te llenan las maletas. Nada es igual dos veces, aunque des la vuelta.






2 comentarios:

  1. Fritzy, cada día escribes mejor. O a mi así me lo parece. Embobado me he quedado con tus letras. No habría podido encontrar forma más hermosa de describir esa parte de la vida en la que, según dicen, los recuerdos pesan más que los sueños. Y es que la vida, más que una línea recta, es una parábola, por mucho que algunos se empeñen en enderezar la. Y cuando has traspasado la cumbre, aunque creas seguir alejándote, en realidad estás volviendo al principio.
    Perdón por la filósofada, es lo que me pasa cuando te leo... Que pienso.
    Un abrazo grande amiga

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    1. Embobaba he quedado yo también con el comentario. Y si encima lo que escribo hace pensar, ¡qué te digo! ¡Gracias a montones, Isidoro! No habrás encontrado forma de describirla, pero bien que has logrado resumirla... Que siempre nos pesen los recuerdos o los sueños y no los años, porque ahí sí que no hay atajos.
      ¡Otro abrazo enorme para ti! ;)

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