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Salmo 4:8.
"En paz me acostaré y asimismo dormiré, porque sólo tú, Jehová, me haces vivir confiado"
Simples Líneas...
¿Cuánto dolor esconde una herida?
¿Cuántas marcas deja en verdad una cicatriz?
¿De cuánto sufrimiento va cargado una lágrima?
¿Será que la tristeza se puede medir?
Grandes corazones
los que guardan mil penas
y aun así pueden latir.
Y que aun yendo de la mano de la amargura
encuentran un motivo para sonreír...
¿Cuántas marcas deja en verdad una cicatriz?
¿De cuánto sufrimiento va cargado una lágrima?
¿Será que la tristeza se puede medir?
Grandes corazones
los que guardan mil penas
y aun así pueden latir.
Y que aun yendo de la mano de la amargura
encuentran un motivo para sonreír...
María Soledad
María Soledad era sin duda como su apellido
apartada y encerrada en el vacío,
entregada al silencio y al olvido.
A veces lloraba y nadie cubría sus penas.
Pero entonces, oía gotas diáfanas cayendo del grifo
o una débil y repentina llovizna
le infundía su frío
y se sabía entendida,
aunque de una forma distante y ajena.
Luego guardaba sus lágrimas
apretaba la llave para impedir el tintineo del agua
corría las persianas tras la ventana cerrada
y así tristemente sentíase consolada.
apartada y encerrada en el vacío,
entregada al silencio y al olvido.
A veces lloraba y nadie cubría sus penas.
Pero entonces, oía gotas diáfanas cayendo del grifo
o una débil y repentina llovizna
le infundía su frío
y se sabía entendida,
aunque de una forma distante y ajena.
Luego guardaba sus lágrimas
apretaba la llave para impedir el tintineo del agua
corría las persianas tras la ventana cerrada
y así tristemente sentíase consolada.
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Nota:
Los autores y administradores de *Trébol de Izary* son en secreto cantantes y dibujantes frustrados. De lo que deberá usted suponer que salvo las letras, cada imagen o video que se ha publicado en este espacio nunca nos ha pertenecido; pero tienen dueño, eso seguro.
¡Pero bueno Fritzy... por fin te leemos!, y qué historia hilarante nos traes, con toda esa mezcladera de gente en la guagua (por acá decimos guaguas a los autobuses)... parece que escuchaba las conversas incluido la borrachito con su sigo siendo el reyyyyy
ResponderEliminarBienvenida compañera
Jaja, la guagua? Me suena a Juan Luis Guerra. Gracias por la bienvenida Tara y muchas más por seguir por aquí. Me alegra que te haya gustado. Ya me pongo las pilas en blogger... A ver si también, ¡al fin!, te leo yo a ti! Un abrazote! ;)
Eliminar¡Qué chévere! (Se escribe así, ¿No?) Verte por aquí de nuevo, Fritzy. Se echaban de menos tus escritos. Esa frescura de lo cotidiano escrito con la maestría de lo excepcional. Sabes, últimamente, me he preguntado a dónde me lleva el esfuerzo de mantener la continuidad en el blog... Y todavía no he hallado una respuesta del todo convincente. Pero es verdad que también me he hecho la pregunta de por qué sigo pasando penurias en el transporte público a diario, cuando podría comprarme un pequeño auto, o una motillo. Y creo que la respuesta va a ser la misma: para poder contarlo. Y es que, los humanos, por mucho que reneguemos (que lo hacemos), estamos hechos para compartir. Incluso nuestro espacio más íntimo.
ResponderEliminarUn placer leerte de nuevo, amiga. Espero seguir compartiendo estos buenos momentos. Un abrazo muy fuerte
¡Tal cual, jaja! Qué chévere que se te esté pegando algo, y si encima se extrañan mis textos... Me siento realizada.
EliminarVieras que yo también me pregunto constantemente a dónde me lleva, pero las mismas veces concluyo que no me importa llegar a algún sitio, sino más bien a alguien para darme por satisfecha, imagino que por ese mismo afán (aún a regañadientes) de compartir y compartirnos. Igual, publique o no en el blog, no acabo de conseguir mejor refugio que las letras ni nada que pueda entenderme o explicarme mejor que ellas.
En cuanto lo del autobús... Jaja, el masoquismo tiene su morbo, ¿no? Aunque en mi caso no es del todo opcional, me toca. Y a decir verdad, prefiero que me lleven (a ver si no termino atropellando a alguien por descuido).
Un gusto estar de nuevo por aquí y leerte. ¡Gracias a montones!
¡Un abrazo muy fuerte también para ti, Isidoro! ;)
¡Me encanta! Ese desfile de gente (sentada??) hasta el final, en que no debería la narradora haberse contenido en el movimiento que pensó hacer. Me alegro de tu vuelta (efímera??)
ResponderEliminar¡Y mí me encanta que estés! Jajaj, conque querías azúúúcar, ¿eh? Hombre, tampoco es que quiera hacerme eterna, pero a ver cuánto nos dura... ¡Muchísimas gracias, Javier! ¡Un abrazote!! ;)
EliminarFritzy... ¡vaya atracón te has pegado de Tara!...mira que te va a dolor la tripa jajaja
ResponderEliminarMil gracias, de corazón, compañera generosa.
Jajaja, me ponía al día. No hay de qué. Ha sido un gusto, Tara! ¡Abrazotes! ;)
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