Cuando Se Trata De Canciones

/
0 Comentarios


Irónico que baste solo una canción para recordar a una persona pero que al momento de olvidarla, tengas que escucharlas todas. Abatir tu cabeza con un montón de disonantes melodías estridentes, confusas y hasta desconocidas solo para intentar borrar a una. Agolpar tu cerebro con un millón de letras que, si son muy deprimentes, te hunden en la tristeza y si por el contrario, son alegres, te hacen desvariar, porque parece que no van en consonancia con tu estado anímico real.
Y cerrar los ojos, intentando que tu imaginación no visualice los momentos que el vaivén de la música reproduce en paralelo, a sabiendas de que solo te estas sumergiendo en ellos. Y prohibirle al corazón que se identifique con lo que suena, recriminarlo por ser tan enclenque como para dejarse abatir por sentimientos ajenos, condenarlo por ser tan idiota y caer de nuevo con los versos que cuentan una historia distante y, a veces, hasta falsa, que nada tiene que ver con él.
Y después culparlo. Culparlo por no ayudarnos a evadir el pasado y en cambio, revivirlo en cada nota; y mira tú que cosa tan tonta: ver a los recuerdos adornando cada estrofa para luego sonreírles. ¡Rayos! Quién iba a decir que olvidar sería así de difícil.
Sin embargo, sigues tu tortura; te destruyes al final de cada tonada esperando reconstruirte en la siguiente, deseando que quizá en la canción trescientas tanto tu memoria haya borrado algo, o al menos, que la música no te haga tanto daño.




No hay comentarios:

¡Coméntenos! Claro que mordemos, pero desde aquí no podemos hacerlo.

El mundo ya tiene demasiadas imitaciones. Defienda la originalidad. Con la tecnología de Blogger.