La Caja

/
2 Comentarios

–Las cajas cerradas siempre me han ofrecido un misterio y más cuando vienen con advertencias. Cada vez que abro una no estoy satisfaciendo, al contrario de lo que se pensaría, mi curiosidad mórbida ni mi empecinamiento en romper reglas, es más que eso. Estoy ejerciendo mi derecho al libre conocimiento y a la seguridad (por ausencia de vacilación o sospecha), estoy rompiendo con la tendencia absurda de temerle a lo desconocido, con la ignorancia resignada que representa quedarse con la duda y con lo inverosímil e irracional de seguir sin reparo o previa discusión toda norma impuesta o adquirida. Bien mirado, no es más que un reto carente de rebeldía.
– ¿Es eso una explicación o una disculpa?
– Señor, que su grado de apreciación decida.
–Yo no soy el necio que la ha abierto. Así que decide tú cómo lidiar con lo que hay dentro.

Aldo Simetra 





2 comentarios:

  1. jaja, es curioso cómo algunos nos roban estos actos cotidianos tan místicos y ni siquiera se dan cuenta de la gravedad del delito. Saludos :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me hago una idea. Lo irónico es que luego uno no sabe cómo encajar su culpabilidad o su inocencia. Saludos desde por acá ;)

      Eliminar

¡Coméntenos! Claro que mordemos, pero desde aquí no podemos hacerlo.

El mundo ya tiene demasiadas imitaciones. Defienda la originalidad. Con la tecnología de Blogger.