Fiesta de Disfraces

/
6 Comentarios
The Silence Many Faces - Suliman Almawash

Curiosa esa inclinación del ser humano a usar disfraces como si viviera huyendo de quién es o no se hallara satisfecho con la vestidura que lleva. Hace una carrera de vida para licenciarse en ser distinto ignorando que es un objetivo estúpido e innecesario cuando ya se es único. Pierde tiempo siguiendo modelos sin reparar en que haría mejor inversión de sus horas modelándose y/o moldeándose a sí mismo y cuando se percata de que también está desaprovechando la oportunidad de ser su propio ejemplo al intentar adaptarse al de otro, ya ha borrado gran parte de su esencia.
Tal vez ese afán de enmascararse obedezca a la desazón de sentirse extraviado o a la necesidad de abarcarse por completo en una idea o concepto concretos (como si a diario no tuviera que enfrentarse a unos nuevos). Un entero despropósito si se toma en cuenta que el ser está en constante transformación: no acaba de tener plena conciencia de lo que en sí es, cuando ya está por convertirse en algo más. Sin embargo, no cesa en su empeño de encubrirse bajo cualquier tipo de artificio –cosa, al parecer, mucho más fácil en comparación con mostrarse naturalmente a sí mismo–, piensa requerir de cierta pantomima para mimetizarse con su entorno y olvida que siempre puede hacerlo sin cambiar de rostro.
Lejos de criticar esa predilección del ser humano hacia las caretas, lo censurable es la farsa que representan; ese morbo por usarlas pretendiendo que lo identifiquen a sabiendas de que a la multiplicidad de caracteres llevados por cada cual por dentro, no puede asignársele una envoltura diferente a la piel que habite.
 ¿Que qué hay de mí en esto del ser? Ya lo he expuesto: soy partidaria de conocer y convivir con cada una de las facetas que nos caracterizan sin asignarle traje alguno a ninguna pese a que no se pueda evitar ponerles nombre. De esta manera, he sido bufón cuando mis ocurrencias, desatinos y desperfectos han inspirado en otros la risa, payaso al reírme con alguien al mismo tiempo que me reía de él, zombi cuando se me han despellejado hasta perder forma la voluntad y las virtudes, momia al intentar preservarme intacta en el presente o el pasado y descubrir que por más métodos de conservación utilizados, tarde o temprano, el tiempo termina causando estragos. He sido bruja al hechizar a otro sin necesitar varita, vampiro al nutrirme a disgusto o por placer de la vida de alguien más, licántropo cada vez que la luna me hace perder los sentidos o cada que la uso de excusa para perderlos, depredador y presa cada que la naturaleza me recuerda, a mi pesar, que solo el más “apto” sobrevive y alienígena siempre que la Tierra me trata como huésped. He sido ilusionista cuando la realidad se me ha tornado pesadilla, aprendiz de mago cuando me ha tocado hacer malabares con los elementos puestos a mi alcance, diablillo cuando la maldad ha querido entretenerse conmigo y uno que otro vicio me ha hecho un guiño, angelito cuando me ha podido la inocencia o cuando, dejándome a merced de los sueños y el silencio, el cansancio me ha vencido. He sido víctima y verdugo cuando me han y me he castigado sin escrúpulos o cuando mis prejuicios han mandado a la guillotina sin recelo a más de uno, y hasta diosa todopoderosa al imbuirme de la egolatría y el egoísmo que supone creer que el mundo me pertenece y por ende debe circunscribirse a mis designios.
He sido... no más que otro "ser humano" que abusa en demasía del conjunto a modo de sustantivo y que intenta a diario resarcirse sacándole el máximo provecho como verbo. En resumen: no soy, sino que simplemente estoy siendo.
Aún así, o quizá por ello, continúo juzgando curiosa esa tendencia a usar disfraces cuando en nuestro fuero interno ya vamos revestidos de nuestras personalidades.







6 comentarios:

  1. Genial escrito filosófico para reflexionar qué somos, o qué podemos ser, y a la vez un precioso ejercicio de humildad que te hace ser una más, aunque a veces la genialidad radica en la diferencia entre quién se es, y quién uno sabe que es. Por eso, entre otras cosas, te admiro. Besos, y sigue siendo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Fíjate que no lo había considerado filosófico, pero ya lo sumo a la categoría. ¡Gracias enormes, Javier! Ya sabes tú que el aprecio es el mismo. ¡Besos y un abrazote!! ;)

      Eliminar
  2. Sustanciosa reflexión, Fritzy :)

    Somos, que es una palabra que se escribe igual hacia adelante que hacia atrás... y en eso estamos!

    Besote!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cierto que la forma en que está escrita implica construirse y deconstruirse al mismo tiempo: ser mientras se deja de ser y viceversa. ¡Muchas gracias, Andoni! ¡Besote para ti también!! ;)

      Eliminar
  3. Cierto, cierto, esa curiosa costumbre de ocultar bajo una sola máscara los mil rostros de una vida. Muchas veces pasamos nuestro tiempo buscando una estética que nos haga diferentes al resto del mundo, cuando ya lo somos por naturaleza, como si más que nuestro ser, importase nuestra cara.
    Mucho que pensar da tu escrito, Fritzy y como siempre, bellamente expresado
    Un placer leerte y un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Muchísimas gracias, Isidoro! El placer es mío.. ¡Un abrazote!! ;)

      Eliminar

¡Coméntenos! Claro que mordemos, pero desde aquí no podemos hacerlo.

El mundo ya tiene demasiadas imitaciones. Defienda la originalidad. Con la tecnología de Blogger.