Certezas Remojadas en Alcohol

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2 Comentarios
Fotografía de James Chororos

A veces creo que no es un desastre pensarla, aunque sus memorias solo tarden un segundo en perfilarse y una eternidad en suavizar los sinsabores de su adiós. Se engalanan con el negro del vacío que dejó, para luego empolvarse en cada resquicio de la soledad. 
La ausencia no conoce de etiqueta: sin protocolo de por medio siempre se hace notar; lo extraño es que sepa qué zapatos calzar con cada traje y yo, a piel desnuda y pies descalzos, jamás vista a la par. 
En ocasiones, decía, imagino que no es gran desastre que me invada, sentirla nacer nudo en la garganta, alojarla en algún extremo peligroso del ahogo o de la asfixia, vivirla en paralelo a mis movidas. Los latidos hacen huelga cada que se manifiesta, reclaman contención y algo de juicio. Es como pretender abarcar la lluvia en un pozo entretanto se razona un sentimiento o un impulso. Lo intento y... miento a pulso.
Pero repito: a veces no es mayor desastre recordarla, dejarme tocar por las tonadas tristes de su contrariada proximidad, andar con un cartel de “cerrado por demolición o defunción” (da igual, en ninguna queda mucho por salvar), en algún lugar donde duela de menos o de más. La gravedad del asunto no es tema de importancia, quizá sí de física... bendito cuerpo celeste alrededor del cual no paro de girar. 
Aun cuando sean poco más que el reflejo de mis idas y venidas, me marearé en torno a sus vueltas hasta la náusea o hasta hacerme inmune al vértigo de caer en ella todas las penúltimas veces que me falten por contar. 
Y es que no será jamás catástrofe ni peor tragedia mientras me dañe lo mismo que me consuela. A todas estas, sigue vigente ese tratado inviable entre su indiferencia y mi embeleso, mal que me pese. Y yo, a veces, solo a veces, creo...



Aldo Simetra




2 comentarios:

  1. Hacía tiempo que no le leía, Aldo. Un placer hacerlo de nuevo. Esto que usted, en su modestia, puede llamar reflexiones, yo lo llamo literatura. Hay momentos en su texto que, más allá de la prosa poética, valen su peso en oro. A mí, me hacen creer...
    Una nota al margen: "Los latidos hacen huelga cada que se manifiesta..." Supongo que falta una palabra que se le ha escapado, ¿no?... Perdóneme la insolencia.
    Como siempre, un placer de lectura
    Un fuerte abrazo

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    1. Muy agradecido, Isidoro. Y más por la "solencia", nos viene muy bien por aquí. Supone bien, desde luego, solo que en este caso la ausencia de la palabra ha sido adrede. Mera maña nuestra.
      Un gran abrazo desde por acá.

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