No Me Siembres Magia En El Jardín

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Yo no sé qué magia tuvo lugar cuando llegaste que se encendieron los colores, brillaron y vibraron las cornetas, retumbaron las canciones, las palomas se olvidaron de las treguas, las nubes hicieron huelga, el sol trabajó horas extras, los dientes firmaron un tratado para que los labios no los escondieran, los aromas hicieron fiesta, al viento le faltó decoro para no ganarle la pelea a las prendas, la gente olvidó sus caretas y salió a la calle sin vergüenza, los perros atraparon a su cola y luego corrieron para no ser atrapados por ésta, los niños se olvidaron de ser grandes y decretaron que los adultos decrecieran, el polvo y el humo estornudaron y asustados se marcharon del planeta, los cojos bailaron en dos pies y ¡cuidado!: los mancos aprendieron a usar tijeras.
Se volvieron locos el karma, el déjà vu y el carpe diem; el mañana se negó a ser mencionado, el ayer se paró en seco, se rompieron los relojes y por primera vez se sintió inútil el tiempo. Se marcharon los portales; los candados, las puertas y las cadenas se quedaron sin empleo y salió en las noticias que se extravió el mapamundi porque las fronteras y los límites desaparecieron. ¡Mira que he llegado lejos!
Hasta la imaginación cruzó sus intangibles confines y secuestró a la realidad y, pese a que fijó un mísero precio de rescate, a nadie le interesó pagar su libertad.
Yo no sé qué magia tuvo lugar cuando llegaste que la desnudez se paseó oronda, el alma dejó de pagar condena en el cuerpo, el corazón amordazó a la conciencia, los impulsos se rebelaron y quemaron sus celdas. Las bocas no hablaron: los pensamientos reclamaron sus derechos de no ser expresados y la voz se hizo silencio excepto cuando la despertaron los latidos y entonces, se volvió eco. Hasta la cosa más simple se colmó de gloria, florecieron los jardines, el otoño se sintió ridículo conservando sus hojas y el invierno se halló fuera de sitio sin humedad y sin nieve.
Yo no sé qué magia tuvo lugar cuando llegaste que ahora la piden a gritos mis latidos dormidos, la voz que no se hace eco, los pensamientos zurdos que ahora hablan sin derecho, los impulsos reprimidos en su cárcel de cenizas, el corazón esclavizado que sirve mudo a la conciencia, el alma una vez más condenada a muerte lenta, la desnudez acobardada que volvió a esconderse sin remedio, la creatividad contrita otra vez relegada al segundo puesto; otra vez esos límites, otra vez esos cercos, otra vez esos candados martirizando secretos.
Las puertas otra vez en sus puestos coartando el paso, dejándonos al otro lado. Ya en las noticias los mismos titulares rancios no anuncian algo que pueda alentarnos.
¡Qué triste es estar tan cerca del extremo opuesto de lo que se quiere!
El tiempo puso en orden los relojes, el ayer continuó sin sorpresas, el mañana renunció a sus vacaciones y perdió el cálculo de las veces que es llamada sin que se le tome en cuenta; el carpe diem, el déjà vu y el karma recuperaron la cordura y enloquecieron a los que la poseían; el polvo y el humo regresaron cargados de mugre y de tráfico. Los mancos ya no cortan, se sienten cortados; los cojos, ni para caminar quieren dar saltos.
Los niños se aburrieron de ser pequeños, pero mantienen su decreto para poder gobernar sin tapujos sobre los adultos (si es que los dejan). Los perros nunca han vuelto a atrapar su cola. La gente sale a la calle sin vergüenza, pero con el disfraz y la máscara puesta. ¡Ahora sí que se debe tener cuidado!: el viento se ha serenado y ya no hay quien descubra lo que muchos ocultan bajo sus prendas.
Y yo sigo sin saber qué magia tuvo lugar cuando llegaste que me parece que los aromas se la pasan en duelo, los labios mantienen bajo presión a los dientes, el sol ahora trabaja estrictamente lo necesario ausentándose los domingos y días feriados; al contrario de las nubes, que parecen laborar sin descanso.
Las palomas no sé si se acuerdan de sus treguas porque se han convertido en sendos pajarracos. Las canciones se apagaron. ¿Cuándo carrizo han brillado las cornetas? Y si alguna vez hubo magia cuando llegaste solo sé que hoy predomina el blanco y negro, las estaciones nunca han alterado su curso ni se han movido de su sitio, y a las flores que había en el jardín se les agotó el encanto en el mismo momento en que me percaté de que tampoco podía responderme qué clase de magia obró cuando te marchaste.
¿Te fijas en este punto lo difícil que se han vuelto las rimas? El mundo, siempre en prosa, olvidó la felicidad de la poesía.
El jardinero segó esta mañana la última flor que quedaba. Al verme llorar sobre su tallo cercenado dijo:
–Lo siento, señorita, si gusta puedo volver a plantarla. –Me emocioné un tanto, pero negué en el acto y respondí:
–Más bien se había usted tardado mucho en cortarla.
El hombre asintió y desapareció en silencio.
–Y yo no sé qué magia tuvo lugar cuando llegaste, quizá nunca lo sepa –solté finalmente mientras arrancaba el tallo–. Pero si acaso la hubo, que vuelva a brotar a otra parte.






7 comentarios:

  1. Da una "ensidad" leer el relato (demasiado d-enso, demasiado ext-enso, demasiado int-enso). :D

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    1. ¿Verdad? Aprecio tu sinceridad :P Ahora te toca publicar algo que carezca de eso que llamas "ensidad"; digo, para mantener el equilibrio...

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  2. Precioso escrito, Fritzy, tanto en su forma como en su contenido. Me encantó el modo en que describes la magia que se obró con su venida, lo original de cada transformación. Era musical y llena de color!!

    Gracias por compartir con nosotros, un abrazo!

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    1. ¡Muchísimas gracias, Julia!! Me alegra tu comentario y que te haya gustado el escrito. Gracias por dejar una huella por aquí. ¡Un abrazo!! ;)

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  3. Me ha parecido preciosa la primera parte, por toda esa magia producida "cuando llegaste", y especialmente el esfuerzo de los labios por no tapar los dientes. Luego he releído unas cuantas veces para entender el porqué de la renuncia de ella a que aparezca la magia otra vez. Después he madurado momentáneamente y me he acordado de aquello de hay que respetar lo irrepetible, y casi comprendo la renuncia. Besos. Me encantó. COMO SIEMPRE. FELIZ DE LEEROS OTRA VEZ.

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    1. Renuncia no, liberación ¿tal vez? Igual ya lo explicaste muy bien. Simplemente creo que a veces hay que arrancar ciertas cosas de raíz por más bonitas que hayan sido para que no eviten que florezcan otras nuevas. Tal vez ella sí quiere que aparezca magia, solo que no otra vez de "esa". Me encanta que nos leas y nos alegra que te pases por aquí.. ¡Muchas gracias!! ¡Un abrazote!! ;)

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  4. Muchas de nadas. Ahora es Aldo el que tiene que decir si su relato tiene esa "ensidad". Sufrí y me apasioné igual con los dos. Besos.

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