La Culpa

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 La mayoría de las veces, siempre que sale algo mal o no tiene buenos resultados, le echamos la culpa a alguien más de lo que acontece, una manera estúpida de lavarnos las manos del asunto, de buscar excusas  y parecer víctimas.
Entonces según la situación hay un culpable: el estudiante que no aplica en clases, el infiel que nos pone los cuernos, la televisión con su mala programación, el político que miente, la prostituta que se vende, la cola que nos hace ver impuntuales, el médico que dejó morir al paciente, el vendedor que nos estafa, el gobernador que no hace nada, el adolescente que no respeta, el agresor que nos violenta, el dinero que no rinde, las leyes que no sirven, un Dios inexistente que no nos cuida, la guerra que no cesa, un problema que nunca falta, el empleador que no contrata, el policía incompetente que llega tarde, la injusticia que nunca se va de viaje…
Y mientras tanto deben parecer inocentes: el profesor que no se hace entender, la tonta que no atendió a su marido bien, el que se vio hasta el final el pésimo programa, la gente que se dejó engañar, el que paga por sexo, el descuidado que no salió a tiempo, el enfermo que no logró sobrevivir, el comprador  ingenuo, el pueblo que no ayuda o elige de forma errada, los padres que no educan, el torturado que no se defiende, el que gasta más de lo que debe, las personas que no cumplen las leyes, los incrédulos o desconfiados, la paz que no llega, la solución que no buscas, el trabajador  que no se postula, la inseguridad que crece o quien se arriesga por propia cuenta,  la justicia que se ausenta..
Si  me preguntan quién es el culpable respondería que ambos: el estudiante que reprueba y el profesor que no explica, el infiel y la que lo descuida, la televisión y su audiencia, el político que miente y quien le cree, la prostituta y quien le paga, el tráfico y el desprevenido, el médico y su paciente, el vendedor y quien le compra, el gobernador y su pueblo, el adolescente y sus padres, el agresor y el agredido, el dinero y el inconsciente, la ley y el ciudadano,  Dios que nos hace incrédulos y la humanidad sin fe, la guerra y la paz eternas, el problema y la solución que desacuerdan cada vez, el empleador y el desempleado, el policía y el afectado, la injusticia y su hermana que siempre está vacacionando.
Al final, te das cuenta que todo esto  es una simple excusa y que la culpa es de todos, pues si unos llevaron  a cabo la acción y otros la pudieron evitar, para qué reprocharte si la culpa es tuya o de los demás.




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