Toda Una Mierda

/
0 Comentarios

No falta el momento en que una simple frasecita,  dicha por alguien más con respecto a algo que hiciste mal, te pone a pensar. Entonces comienzas a cuestionar tu accionar, a preguntarte por qué no obraste de tal modo  o de este otro, piensas en el daño que causaste, las personas que heriste, el rumbo que tomaron las cosas e imaginas que hubieses evitado mucho de haber hecho algo distinto.
Entonces empieza a relucir lo peor de ti en tus pensamientos, empiezas a culparte por actuar sin medir las consecuencias, empiezas a juzgarte por ser terco, egoísta, impulsivo, inmaduro y otros calificativos negativos que tú tomas como insultos mientras ves como se llena poco a poco el balde de tus defectos.
Típico que en ese instante no salga a tu rescate alguna virtud de la que te puedas prender para animarte y quedarte al menos con el sabor agridulce de que no eres tan malo y de que un error lo comete cualquiera, por el contrario la balanza sigue inclinándose hacia tu desgracia y el peso es cada vez peor. Mientras tanto miras la desaprobación en los rostros de otros, la decepción que les causas, esa mirada lastimera que no hace falta explicarla para que hiera, y te avergüenzas.
Luego, no sabes qué nombre darle al cómo te sientes o a lo que en ese momento crees que eres: un cretino  apenado, un perdedor frustrado, un imbécil adolorido pagando por el mal que hizo, el malvado, la oveja negra, la manzana podrida de la cesta, en fin, “toda una mierda”.



No hay comentarios:

¡Coméntenos! Claro que mordemos, pero desde aquí no podemos hacerlo.

El mundo ya tiene demasiadas imitaciones. Defienda la originalidad. Con la tecnología de Blogger.