Supongamos...

/
0 Comentarios


Supongamos, y solo supongamos, que Dios existe. Supongamos que existe un Dios supremo culpable y responsable de nuestra existencia, creador de todo cuanto nos cubre, rodea y sostiene, como el cielo al cual miramos o el suelo sobre el cual caminamos, que destruimos y desperdiciamos a cada paso que damos.
¿Que aún no digo algo nuevo? Espera.
¿Que no crees en nada de lo que he dicho? Es una suposición. ¿Recuerdas?
Supongamos que le crees, confías ciegamente en él, lo adoras sin importar qué y obedeces su ley. Entonces, asumiré que lo amas por sobre todas las cosas aunque no sepas amar a ninguna, no tomas su nombre en vano aunque seas indigno de pronunciarlo y no lo usas en cualquier frase irrespetando su significado, lo veneras y lo santificas aunque no tengas idea de lo sagrado, honras a tus progenitores más de lo que los has decepcionado, no matas ni robas siquiera con el pensamiento porque eres incapaz de desearle mal a una mosca o de aprovecharte de algo de otra persona, todos tus actos son precedidos por la pureza y la nobleza, no abusas del engaño ni en broma porque defiendes a capa y espada la verdad, y no ansías nada que otro tenga porque eres exactamente feliz con lo que tienes y nada más. Y lo mejor de todo es que suceda lo que suceda, de la manera en que sea, en cualquier circunstancia, tenga los resultados que tenga tu fe no flaquea, permanece completa, luminosa y plena.
Bien por ti ¿o no?
Supongamos también que no lo haces, que no cumples su ley y todo aquello te parece un cuento sacado de un libro muy bien escrito que una multitud ingenua e irremediablemente ilógica decidió creer. Para ti solo existe lo que se puede comprobar, demostrar y ver, puesto que la certeza de vida o la simple existencia es tan antigua y remota que habría que retroceder muchos años y muchas constelaciones para poder dar con el origen en sí de todas las cosas. Lo importante es el aquí y el ahora, lo que somos hoy y lo que hacemos día a día; todo lo que carezca de una base lógica y real es obra de una mera superstición y mejor te va creyendo en teorías o en historias de ficción aprobadas por científicos, que en cuentos y leyendas de un Dios universal mítico, tan intangible, maravilloso y escurridizo como la imaginación.
Bien por ti ¿o no?
Ahora supongamos que eres escéptico con respecto a todo y el hecho de que exista o no, no te interesa. Lo único que sabes es que vives en una deteriorada realidad en donde te parece injusto que no haya tanta bondad para enfrentarse y sobreponerse ante una indecible maldad. Tropiezas día a día con escenarios trágicos, muerte, destrucción, crueldad y frialdad a borbotones, caos, dolor, culpa, sufrimiento a raudales, injusticias incontables, guerras y batallas interminables, tristezas agobiantes, vicios, enfermedades, frustraciones constantes, pesadillas que se repiten en sueños y que te escandalizan cuando despiertas. Y no puedes evitar pensar irónicamente: Si somos tan avanzados y la ciencia lo sabe  todo, ¿por qué no ha encontrado una forma de solucionar tantos problemas? Si de verdad existe un Dios en las alturas que nos hizo a su imagen y semejanza y aseguran que es divinamente perfecto, ¿por qué nos hizo tan imperfectos, permite que nos autodestruyamos infinitamente y se queda muy fresco desde los cielos disfrutando de la obra que ha creado para su entretenimiento? Así que te da lo mismo, pero entonces: ¿En qué crees?
Aunque de igual modo, bien por ti ¿o no?
¿Y en qué creer finalmente, en Dios, en la ciencia, en mitos o leyendas, en la realidad, en teorías, en la imaginación, en historias o en ficción? Supongamos que crees en todo, supongamos que crees en nada. ¿Y qué?
Todos necesitamos algo en qué creer sin importar que sea falso o cierto e incluso vacío o inexistente, ni siquiera que sea demostrable, solo que nos permita depositar nuestra fe. Porque todo en la vida se reduce a una sola cuestión: creer o no creer.

Y ¿quieres saber en qué creo yo? En una simple suposición, pero está bien por mí ¿o no?




No hay comentarios:

¡Coméntenos! Claro que mordemos, pero desde aquí no podemos hacerlo.

El mundo ya tiene demasiadas imitaciones. Defienda la originalidad. Con la tecnología de Blogger.