Sin Escapatoria

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4 Comentarios

El problema, como decían sus aldeanos, no era que nadie quisiera a nadie, sino que nadie se dejaba querer. Ella lo sabía de sobra, bastaba con quedarse mirando a alguien con cara atontada o percibir un rastro fugaz de encanto idiota en el rostro de quien la mirara para echar a correr de inmediato en la dirección contraria.
Cada vez que el amor se anunciaba a su puerta ella, cual ladrón huyendo de la policía, escapaba por una ventana. Un buen día se la encontró cerrada. No pudo hacer nada.







4 comentarios:

  1. Qué bueno. La próxima vez (si es que la hay) que prepare una escapatoria alternativa. Besos.

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    1. ¡Muchísimas gracias, Javier!! Jajaja, tal vez debió disponer de más de una ventana o dejarlo entrar mientras se escondía tras la puerta para luego escabullirse a sus espaldas, pero sí sabes que no siempre se puede escapar, ¿no? Eso convertiría al amor en algo muy racional. ¡Un abrazote!! ;)

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