Anclado en la Garganta

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4 Comentarios
Ilustración de Emilia Sirakova

Decirte que tu nombre es un tatuaje
descolorido y maltrecho
sobre una piel con elasticidad ya caduca.
Las letras que lo integran
apenas se distinguen y aun así
no está libre de condena
quien en silencio lo pronuncia.
Decirte que la oscuridad
ha hecho un pacto con tus sombras
y pareces multiplicarte a deshoras.
La penumbra tiene tu forma,
mas tu silueta ha mudado a otra.
Decirte que la ausencia
nunca había estado tan entera,
tan completa
hasta que la invocó tu ida.
El vacío se ensancha en tu recuerdo;
quisiera quedarte justo para abarcarte,
pero siempre le sobra espacio
al echarte de menos.
Callar que la distancia no te sabe lejos.
Ignorar que el tiempo
es inmune al andar del segundero.
Obviar que al olvido
le es indiferente perderte.
Al silencio, antes sabio, 
le falla el juicio
y grita, disparatado, 
que te quedes.
Mas la pérdida, esa piltrafa,
presume su presencia inoportuna,
descarada. 
Le resto importancia.
Tengo tu extravío,
la incertidumbre del desvelo
para soñarte con ojos abiertos,
el frío de la nostalgia,
la dulce reminiscencia
de un sentimiento
que encontró el vuelo,
el sosiego de las verdades
para calentarme el alma
en noches eternas
y días muertos,
la soledad esperanzada
con la que suelo
enterarme de cómo estás
y de qué has hecho...
Me lanzas dos lacónicas respuestas.
Simulo conformarme con ellas.
El “¿te pierdo o me abandonas?”
titila de nuevo en mi memoria.
Empieza, otra vez, la misma historia
que ya no cuento.
Quiero decir...
decirte tanto...
pero callo,
ignoro,
obvio,
enmudezco
y grito un disparate en silencio.






4 comentarios:

  1. Vamos a ver… ¿Estás tratando de decirle algo a alguien?, ja, ja. Porque, aunque dicen que, a buen entendedor, pocas palabras bastan, hay muchos a los que hay que decir las cosas claras y, si puede ser, repetidas veces. Porque cuando hay un nudo en la garganta y la única forma en la que salen las palabras es como letras lanzadas a la red, alguien tiene que arrogarse en blanco y nadie quiere, no vaya a ser que se le clave un dardo certero muy cerca del corazón. Pues tus letras son saeta, que si no encuentran diana, al menos deleitan a quien las lee. Hermoso disparate de quien grita en silencio.
    Enorme abrazo

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    Respuestas
    1. ¡Pues qué cobardes que son, jajajaj! ¿Y qué otro fin tendrían las letras que dar en alguna diana? No es necesariamente mi caso, pero ¿no estamos siempre arrojándolas a la red para pescar algún pez? Igual no creo que le haga al lector mucho daño con ellas: ya debe de estar inmunizado o como mínimo tener un máster en evasión de dardos, jaja.
      Veo que mi comentario en la entrada anterior te dejó algo intrigado, pero poco tiene que ver con ésta la verdad.
      ¡Gracias enormes por leerme, Isidoro, y un abrazo del mismo tamañote! ;)

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