Maremágnum

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5 Comentarios
Fotografía de Jenna Martin

Fue el mar,
lo tengo claro.
No el oleaje de tu verbo en mi garganta
ni la arena de tu tacto
resecándome la piel.
Fue el mar,
te tengo dicho.
No ese desvarío
de olfatear
tus besos
y saborear
tu voz.
Arriba,
en el cielo destemplado,
dos aves sobrevuelan
en doble y mutua negación;
un “no nos olvidemos nunca”
se convierte en bruma,
la promesa encalla en el adiós.
Y tus labios...
cerrados para mí a salicanto.
Y tus ojos...
dos veleros atracados lejos
de esta orilla en que no soy.
Fue el mar
y yo fui espuma,
un burbujeo pronto
que ya mermó.
Fue el mar
y esta manía
de confundir la sal
con la saliva y el sudor.
Fue el mar...
o no.







5 comentarios:

  1. No se comentar poemas, solo disfrutarlos y sentirlos cuando me llegan. Y éste tuyo compañera, es para recitarlo en voz baja, muy baja... palabras como olas.

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    1. Y encima ecuchando a Rosana, mi paisana, que canta con la piel.

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  2. Sí que canta bonito tu paisana! Con disfrutarlos y sentirlos es más que suficiente; aunque de recitarlos, más allá de la intimidad, paso, jeje. ¡Muchísimas gracias, Tara! ¡Un abrazote! ;)

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  3. Tantas veces me he sentado en las rocas, escuchando el mar, dejándome llevar, por sus caricias de espuma y sus besos de sal... No te extrañe que haya sido el mar
    Un gran abrazo desde este lado de las mareas

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    1. Hola, Isidoro! Esta vez el mar fue solo excusa, pero a algo había que achacarle la culpa. Otro gran abrazo desde este lado del océano. ;)

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