Celos

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Cuan posesivos podemos ser con la persona que queremos, nuestro sentido de pertenencia nos obliga a creer que es nuestra y casi deseamos que así sea sin tomar en cuenta que cada quien es un ser humano libre, sin dueño y sin etiquetas. Erramos al creer que un simple nexo o parentesco nos da poder sobre alguien hasta el punto de hacerlo de nuestra absoluta propiedad y poder utilizar literalmente la frase: “no te comparto con nadie más”.
Sí, es verdad, en una relación siempre surgen temores y cada persona desea que su pareja se desviva solamente por ella pero no debemos confundir conceptos, la fidelidad nada tiene que ver con los celos.
No lo niego, a veces que tu pareja te cele te sube la autoestima, te hace saber que le interesas, que le importas y en algunos casos hasta te divierte, pero nada en exceso es bueno y celar demasiado solo inspira inseguridad, desconfianza y poco respeto. Además, es bastante incómodo sentir que tu pareja no cree en ti, eso sin mencionar el tedio que causa el que empiece a vigilar cada uno de tus pasos para intentar descubrir si hay “alguien más” rondando por ahí.
En lugar de mantener una conducta tan infantil, deshagámonos de los miedos y recelos que tanto estorban. En una relación de verdad, integrada por dos personas serias no hay espacio para ello y si lo hay, a alguno de los dos le hace falta crecer o ambos necesitan madurar, por lo que es probable que no concreten algo fructífero y real.

(Pero qué bien que sienta ser celado y celar)





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