Impaciencia

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Desesperado, caminas de lado a lado esperando algo. Ves el reloj y te das cuenta de que los segundos, que son instantes diminutos, se dan su postín en el tiempo y son cada vez más lentos. Volteas para todas partes tratando de que tus ojos se fijen en un punto encontrado que llevas rato pensando. Miras el ritmo a tu alrededor, la gente, el movimiento, los sonidos, todo parece estar confabulado para ir más despacio y hacerte parecer loco en un mundo tan calmado.
Y en la apresurada rutina, no escuchas los pasos que se van acercando mientras todavía piensas: “aún no ha llegado”. Entonces sientes su presencia, tus pies se detienen y tu alrededor va al compás de tu reloj; pero tú sigues extraño pues, a pesar de que tus ojos encontraron lo buscado, sabes que en algún momento necesitarás de pausas para prolongar unos minutos fugaces que sólo se detienen cuando algo está ausente y te hallas impaciente esperando que llegue.




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