Curiosa Inocencia

/
8 Comentarios


–Ándale, dame un beso de mentiritas. Si no te gusta no tienes que darme uno de verdad.
– ¿Y tú te crees que yo soy boba?
–Bueno, ¿no que somos novios?
–Pero de palabritas, menso. Además, si nos pillan nos castigan.
–Pero si no hay ni un adulto cerca.
La niña mira hacia a los lados para constatar que sea cierto y un poco más convencida responde:
–Vale, pero rapidito.
Juntan rápidamente sus labios y solo dura lo suficiente para que éstos se presenten.
– ¿Qué tal? –Pregunta el niño.
– ¡Ugh! Mojado. –Responde la niña mientras se limpia la boca con el dorso de la mano en un gesto exagerado.
–Ya. ¿Pero te ha gustado?
–Te digo después de que me lo muestres.
El niño asiente, saca su soldado, lo desviste y deja que la niña le eche una ojeada.
–Bah, creo que hay algo mal con nuestros muñecos. –Dice la niña con aspecto preocupado pasando el dedo por la superficie lisa de la pelvis del soldado. El niño la examina un rato y luego entiende.
–Ah, que así son cuando creces. Por algo tu muñeca tiene bubis.
La niña lo mira extrañada, no le cree.
– ¿Y cómo van al baño, a ver?
El niño se rasca la cabeza, esta vez sin respuesta.
–No sé. Seguro es cosa de mayores.
–Mmm… –Se queda callada, mueve la cabeza de lado a lado y sus pensamientos terminan por expresarse en un susurro–. ¿Cómo será ahora?
Ambos guardan silencio. El niño la ve pensativo, al final se encoje de hombros y dice:
–Si quieres te enseño, pero prometes darme otro beso.
La niña inclina la cabeza dudando y luego se decide.
–Vale.
El niño se pone de pie y baja sus pantalones.
– ¡Ugh! ¡Qué raro! ¿Estás seguro que eso es normal?
El niño vuelve a encogerse de hombros por respuesta, colocando otra vez los pantalones en su sitio.
– ¿Tú qué hablas? –replica apenado–. Muestra la tuya.
La niña, orgullosa, levanta su falda un instante y se deja ver.
–Ah, ¿eso es todo? Podemos abrirle una cortadita a tu muñeca y ya está.
–Ajá y al tuyo le hacemos uno con plastilina, menso. Ni te creas que voy a dejar que cortes a Cintia.
–Bueno, pero no te enfades. Ahora mi beso, que lo has prometido.
La niña suspira.
–Pero de mentiritas, ¿eh?
Con esa premura que se experimenta al hacer algo prohibido, los niños vuelven a rozar sus labios y se separan enseguida.
–Y este ¿te ha gustado? –Insiste el niño.
– ¡María! ¡Pero mira nada más! ¿Se puede saber qué estás haciendo con el niño ese?
La niña pone cara de susto y sale corriendo hacia el llamado.
– ¡Que no es para tanto, Má! Que ha sido de mentiritas… –Explica María mientras se aleja.
– ¡Pero, Carlitos! No se te puede descuidar unos minutos porque andas de Don Juan en la escuela. –El padre le revuelve el pelo sonriente y lo toma de la mano–. Vamos, enano, que tu mamá nos está esperando en el auto.
– ¿Pá? ¿Duele cuando te aplastan aquello?
El padre, ya dentro del carro, lo mira frunciendo el ceño.
– ¿Aquello?
El niño hace un gesto exasperado y lo mira con los ojos muy abiertos.
– ¡Tú sabes, Pá!
– ¡Ni se te ocurra responderle! –le advierte la madre.
El padre, callado, pone en funcionamiento el auto pensando que horas antes mientras la secretaria aplanaba su erección, no había sentido otra cosa que placer.
A unos pocos metros de distancia, María le formulaba una pregunta similar a su madre:
– ¿Má? ¿Duele cuando te cosen la rajita?
La madre la miró con los ojos en blanco pensando que, al contrario, dolía cuando la descosían. Luego recordó el nido de telarañas que debía tener en labor desde que nadie le dedicaba una caricia y algo afligida contestó:
–Puede que un poco, María.





8 comentarios:

  1. Respuestas
    1. ¡¡Vaya, Opin!! ¡Qué gusto tenerlo por aquí! Mil gracias!! Un abrazote!! ;)

      Eliminar
  2. ooooohhh! Qué dulce! Pero mira como juegan los mayores y ellos no lo hacen de mentiritas!!! Muy bueno, un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jaja, muchas gracias por pasarte por aquí y leer y comentar, Ana Lía!! ¡Saludos!! ;)

      Eliminar
  3. Muy bueno, esa curiosidad inocente de los niños por lo sexual entremezclada con las recientes experiencias está muy bien conseguida. Me ha encantado. Muchas gracias por traerlo. Un fuerte abrazo y feliz fin de semana.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Mil gracias, Laura!! Me alegra que te haya gustado.. ¡Un abrazote, feliz domingo y excelente semana! ;)

      Eliminar
  4. Precioso, Fritzy!! Bendita la inocencia que adereza la insaciable curiosidad de los niños y en la que se ven reflejados los adultos. Apenas he podido dejar de sonreir en todo el tiempo mientras te leía. Me encantó!! :)

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Amen por la inocencia, Julia! Me contenta que hayas disfrutado el relato.. ¡Muchísimas gracias!! Un abrazote! ;)

      Eliminar

¡Coméntenos! Claro que mordemos, pero desde aquí no podemos hacerlo.

El mundo ya tiene demasiadas imitaciones. Defienda la originalidad. Con la tecnología de Blogger.