Calentando la Estufa

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Mi pareja y yo estábamos tan desesperados por reavivar nuestra relación que decidimos adquirir un kama-sutra. Ese libro que todo adolescente ha husmeado cuando siente las primeras calenturas y que muchos se avergonzarían de comprar en la edad adulta. Si han sido tan osados como para usar uno, ya quisiera que me contaran qué tan parecido les quedó lo que intentaron a la imagen; y a los que ni siquiera piensan en adquirirlo, mis respetos. Aunque les confieso que se pierden de contenido de primera mano bastante prometedor.
El asunto es que después de haber fracasado tantas veces y terminar frustrados porque lo que hacíamos no se asemejaba mucho a lo que veíamos ilustrado en el libro, saboreamos juntos la decepción frente a la expectativa: Lo que prometía llevarnos al quinto cielo, siquiera nos hizo ver el primero. Fue allí cuando decidimos explorar por nuestra propia cuenta sin importar cómo saliera y nos percatamos de que solo necesitábamos un poco de imaginación.
Si aún eres de los que piensa en comprar un kama-sutra, aunque lo dudo con lo hiper-revolucionado que esta el sexo en internet, te diré que no lo necesitas. Piensa únicamente en cosas sencillas como estas: cuántas formas de sentarte tienes, cuántas de estar de pie, piensa en las habitaciones que hay en tu casa y en el mobiliario en ellas, piensa en superficies como el suelo, las paredes, la barra de la cocina, en palabras como maniatar, amordazar o vendar, versiona algunos juegos, llévate unos cuantos postres y, en lugar de adquirir un kama-sutra para añadir una posición a las pocas que ya conoces o utilizas, saca por tu cuenta infinitas combinaciones. [Ni me pidas que te muestre cómo hacerlas, no me dieron permiso para hacer gráficos sino para que escribiera.]
Lo importante del asunto es hacer cosas distintas con la misma persona, para no tener que cambiarla y hacer lo mismo con otras. Lo único que realmente necesitas es innovar porque la verdad las relaciones no mueren por sobredosis de rutina, por falta de sexo, ni por escasez de variedad, sino por falta de compromiso y ausencia de creatividad.
Desde entonces, si queremos ahorrar agua y electricidad (por aquello de que el calentador consume energía) nos duchamos juntos; si se nos ocurre hacer un body painting para luego usar nuestra piel y cambiar la decoración de la pared, lo hacemos también; si sabemos que no nos quedará mucho tiempo para nosotros luego de los quehaceres sacamos partido de las sacudidas de la lavadora mientras se asea la ropa; si necesitamos tomar aire fresco o recibir un poco de sol y deshacernos de algo de pudor, optamos por retozar desnudos en el balcón.
A veces dejamos que nuestra simple cercanía y nuestras palabras festejen, hay también que darles un poco de protagonismo para que se manifiesten. El único lugar que hemos evitado es sobre la cocina, porque con la llama de la pasión tan encendida, lo último que queremos es quemarnos en la estufa. [Claro que ustedes también pueden probar saliendo de sus casas, pero sean precavidos, las multas de ese tipo son bien altas.]

Ya saldrán unas cuantas mojigatas y unos cuantos moralistas a censurar lo escrito; pero una chica, por más inocente que sea, no lleva velo y manto, y un moralista, que se los digo yo, también tiene orgasmos.



Por: Aldo Simetra

[Tal vez debí presentarme antes, pero no sé muy bien cómo describirme. Solo les diré que mientras visiten este sitio, puede que encuentren mi nombre firmando algunos de sus escritos...*]



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