Luna

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Lo último que recuerdo es al silencio pegándome un grito desde el mismo sitio en que, en la lejanía, la noche se rompía con tus aullidos. Las sombras invocaban tu silueta desgarbada, siempre tétrica. Un remanso de oscuridad envileció la brisa que arpegiaba suspiros a la luz de las velas. Me venció el eco de tus pasos resquebrajando el suelo. “Al polvo volverás, al polvo volverás...”, entonaban con gravedad las piedras entregadas a su sino. Los latidos anunciaron tiempo muerto al develarse el mío. De frío a cálido, de cálido a frío... lo cuentan los segundos. Se me entumeció el cuerpo. Perdí el sentido justo cuando me devoró tu aliento.







4 comentarios:

  1. Creo que pasaré parte de este domingo dándole vueltas a mis dos posibles interpretaciones del texto. No las digo aquí para no romper la magia de nadie (ni para que nadie ría :) así que sólo me referiré a lo mucho que me gusta que un aliento sea capaz de devorar.

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    1. Jaja, por la parte final del comentario intuyo que esas interpretaciones van por buen camino. ¡Muchas gracias, Javier! ¡Un abrazote!! ;)

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  2. La verdad es que se trata de un relato que provoca sentimientos encontrados, como la misma luna. Por un lado, ese algo inquietante, desgarrador y terrorífico, con tintes de licantropía, que nos eriza el vello igual que a quien narra ese encuentro en la noche. La silueta desgarbada de la bestia, que rompe y rasga las sombras para abalanzarse, fauces abiertas, sobre quien recuerda. Por otro lado, la narración en segunda persona nos habla de un vínculo, de algo que va más allá de esa noche, de algo que me hace recordar aquella canción… “… ven devórame otra vez, ven castígame con tus deseos…, ven devórame otra vez, que la boca me sabe a tu cuerpo…”
    ¡Ay, la luna!, ¿Qué tendrá la luna?
    Muchos besos Fritzy

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    1. Jajajajaja, ¿la luna o la cuerda de desquiciados que vivimos adorándola? Jajaj, ¡no puedo con tanto!, ya te imaginarás lo difícil que ha sido leer las últimas líneas del comentario sin evocar la melodía de ese temazo. ¡Muchísimas gracias, Isidoro! ¡Besos también para ti! ;)

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