Como Del Siglo Pasado

/
0 Comentarios


– ¿A que no sabes? ¡Me he encontrado al hombre de mi vida!

–No te creo.

–Te digo que sí. Casi de dos metros, una sonrisa impecable que te deja de una pieza. Las manos… ¡Ay si las vieras! Te mueres si te toca con ellas. Que se trae un aroma, ¡mija! Que si se cierne sobre ti te obnubila toda, te transporta vete tú a saber dónde, pero ten por seguro que igual conociendo la dirección te pierdes.
¡Tiene una voz! ¡Madre mía! Que te para la respiración. Se te doblan las rodillas y te sube un burbujeo por la espalda… ¡Qué cosa más deliciosa! Te deja así, delirando, como necesitando primeros auxilios y reanimación y con cuánto fervor desearías que su boca... Anda porque no te he contado lo mejor, se gasta unos labios que te inspiran a pecar de una forma tan loca que Eva al coger la manzana se queda corta.

– ¿Y qué más? ¡Cuenta, cuenta, que ahora sí no te creo!

– ¡Ay amiga, si lo hubieras visto! Seguirías incrédula. Es que no darías crédito a tu vista. Y hablando de eso, casi paso por alto comentarte de sus ojos; pero un par de caramelos como esos, que te lo digo yo, se graban a fuego en el recuerdo. Es que derriten, desarman, hacen que la piel arda y es tanto que a mí no me importaría quemarme completa si hiciera falta.

– ¿Y te has quemado? ¿Aunque fuese un poco? Confiesa, picarona, ¿qué ha pasado?

–Pues nada, que me ha abandonado en el vagón al llegar el tren a su estación. Lo que pasa siempre: que si no es gay, está casado o comprometido, no consigue una el valor de acercarse unos pasos y decir: "Hola guapo, ¿quieres salir conmigo?" Porque ¡te imaginas! Una termina siendo una lanzada, la gente se ho-rro-ri-za de tu descaro y por si fuera poco te queda la dignidad manchada y algo marchita.

–Jajajaja, ¡qué cosas que tienes! Eso es materia del siglo pasado.

–Que no, amiga, que también lo es de este. Sino mírame: he encontrado al hombre de mi vida, lo he perdido el mismo día, pero conservo la dignidad intacta. ¡Mi madre me felicitaría!

Se observan una a la otra con los ojos en blanco y luego ríen a carcajadas.

–Lo que daría por haberme acercado al buenmozo y ensuciar mi dignidad aunque fuese un poco. –Dice suspirando, ahogada en un mar de añoranzas con las pasiones en vilo, el cuerpo afligido y la imaginación alborotada vagando sin rumbo.





No hay comentarios:

¡Coméntenos! Claro que mordemos, pero desde aquí no podemos hacerlo.

El mundo ya tiene demasiadas imitaciones. Defienda la originalidad. Con la tecnología de Blogger.